Una de las
características más llamativas de Arthur es su risa incontrolable, que aunque
se vea dentro de una producción cinematográfica, es real; incontinencia
afectiva, trastorno en el cual el paciente exterioriza sus emociones
exageradamente originando crisis patológicas de risa o llanto, la causa del
trastorno es un daño neurológico, puede ser a causa de un impacto, algún
accidente o debido a alguna enfermedad neurodegenerativa.
Además de su
risa, Arthur presenta alucinaciones a lo largo del film, relacionadas a su
vecina de apartamento, por lo que podría tener algún tipo de esquizofrenia. En
ningún momento de la película se nombra el trastorno que padece, ni su
tratamiento, lo que si se ve son unas píldoras que ingiere en repetidas
ocasiones, aunque no parece que le cause algún efecto, pues le pide a su
terapeuta que le brinde más, esta se niega y añade que tendrán que cerrar el
centro en el que trabaja y que por consecuente, no podrá seguir atendiéndolo.
En esta escena de la terapeuta es un punto importante en la historia del
personaje, porque este podría ser el momento en el que es consciente de que la
sociedad no hace más que darle la espalda a personas como él.
Como gran
parte de asesinos en serie, Arthur tiene un pasado traumático. Realidades tan
fuertes como abuso físico o sexual, progenitores ausentes tanto emocionalmente
como físicamente genera en el cerebro del niño secuelas, estas realidades son
el caso del personaje que nos presenta Todd Phillips.
En el inicio
del film se nos presenta un Arthur reprimido, reprime su ira y su tristeza,
generando así conductas como, la ansiedad, la cual se presenta recurrentemente,
compulsiones, como su risa, psicopatía, que comúnmente se da en personas que
han sufrido de abusos físicos o sexuales, personas que han vivido en un
ambiente hostil, de esta forma su cerebro encuentra formas de defenderse
suprimiendo sus emociones, por ende, distorsiona su sentido de la moral. Sn
embargo, no todas las personas que hayan sufrido de abusos significa que desarrollen
esta conducta sino poseen disposiciones genéticas. Es decir, que para tener un
“joker” tendríamos que unir una persona predispuesta genéticamente a ser
psicópata, más una experiencia infantil brutalmente aversiva.
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